Ángel

Del modo acostumbrado, con una mano cubre la boca temblorosa mientras la otra presiona la pistola contra la sien derecha.
Entonces, displicente, pronuncia intolerancias en susurro demandando quietud, sometimiento, pasividad a cambio de indulgencia.
La víctima no entiende.
Necesita obligarla a desnudarse, a tenderse de bruces en el lecho, a colocar cojines debajo de su pelvis, a morder el dolor contra las sábanas cada vez que la embiste.
Luego de eyacular maquinalmente, a pesar de sí mismo, el cañón del revólver recorre el territorio de esa espalda humillada buscando el punto exacto de la nuca donde la bala pone fin al llanto.
Se endereza despacio. Sale del cuerpo yerto. Se retira.
A la luz de la lámpara, los músculos rotundos esculpen su silueta de animal al acecho.
Con gesto indiferente pasa al cuarto de baño.
Deja correr el agua.
Expone cada tramo de su piel al jabón y la esponja borrando, minucioso, todo rastro de pólvora que pudiera implicarlo.
Ha perdido la cuenta de las veces en que segó la vida de los otros de acuerdo al protocolo aprendido en la infancia. De cuántas entrevistas mantuvo con psicólogos estúpidos o estúpidos psiquiatras. De los breves momentos en que intuyó el espanto en los ojos huidizos de sus padres.
Pero eran otros tiempos.
Todavía habitaban los suburbios. El vecindario siempre sospechaba. Y la complicidad de su silencio se hacía claramente necesaria.
Fue cuando las mascotas sucumbían, sus cabezas crecían en las cercas, en los pulcros jardines florecían las vísceras y la sangre trazaba extraños símbolos bajo algunas ventanas.
Nuevamente en la alcoba se pone el pantalón, la camisa de seda, la chaqueta de corte inobjetable. Se calza los zapatos.
El cadáver lo mira desde un asombro inmenso, inacabable. Por eso debe hacerlo.
Debe borrar su imagen para que Dios no sepa.
Para que nadie sepa.
Recién cuando las cuencas han quedado vacías y los pequeños globos están a buen resguardo, recorre el dormitorio limpiando vidrios, puertas, picaportes, superficies de aspecto sospechoso.
Después de asegurarse de que no dejó huellas, recupera el casquillo, recoge la pistola, se acerca a la ventana.
Desde los pisos altos, la ciudad se le ofrece como puta barata.
Igual que el imprudente que conoció en la tarde.
Confiado totalmente en la fina armonía de sus rasgos. Suspendido en la atmósfera elocuente de las bellas palabras. Cautivado por esos ojos grises enmarcados por cejas y pestañas densas como las sombras del olvido. Turbado por el juego de sus rizos rebeldes, de un rubio casi blanco. Obsequiando mohines entre los laberintos con que el humo desvanece el tabaco. Ignorando que hay ángeles oscuros. Y cientos de peligros desplegando emboscadas.
Sin mayor dilación pasa la puerta, entra en el ascensor, cruza el vestíbulo, diluye su figura en el anonimato de las calles.

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Acerca de la autora

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Biobibliografía

Parte de su obra ha obtenido numerosas distinciones entre las cuales se encuentran el Primer Premio y Mención de Honor Certamen Poético Provincial "Alfonsina Storni", Santa Fe, Argentina, (1988), Segundo Premio Certamen Poético Nacional "Plaza de los Poetas `José Pedroni´" Santa Fe, Argentina, (1989), Primer Premio Edición Certamen Poético Regional "Rosalina Fernández de Peiroten" Santa Fe, Argentina, (1990), Primer Premio Edición Certamen Poético Internacional "Villa de Martorell", Barcelona, España (1992), Primer Premio Internacional de Narrativa “Alicia Moreau de Justo” Buenos Aires, Argentina, (2010)
Condecorada por la Fundación Reconocimiento Alicia Moreau de Justo por su actitud de vida (1999), ha actuado como panelista, conferencista, periodista cultural y jurado en escenarios nacionales e internacionales y ejercido la Presidencia de la Asociación Santafesina de Escritores (1997-2001) y la Co-dirección de la revista Gaceta Literaria de Santa Fe (1997-2007)
En el año 2005 fue nombrada Ciudadana Santafesina Destacada por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe “por su talentoso y valioso aporte al arte literario y periodismo cultural y por sus notables antecedentes como escritora en el ámbito local, nacional e internacional”.
Fundadora y coordinadora del Movimiento Internacional de Escritoras “Los puños de la paloma”, desde 2007 ejerce la dirección de la revista de literatura Gaceta Virtual, Editorial Alebrijes y La Biblioteca, proyectos solidarios de difusión literaria que operan a través de Internet.

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