Gastronomía.

Nada más ha subido la persiana y ya los ve, apenas a unos metros del negocio.
Los muchachos de siempre, la pandilla. Banda de ojos oscuros que intenta sorprenderla, controlar ajetreos rutinarios, ejercer vigilancia. Como si ella ignorara su oficio de encubiertos.
Aguardan la apertura del mercado recostando su espalda en la pilastra. Dispuestos a acercarse nada más ella exponga a su apetito el listado de tacos, de tortillas para comer al paso y los cuencos henchidos con la sabrosa carne hecha en guisado. Plato de exquisitez incomparable y a precio conveniente preparado de acuerdo a los secretos de la estofa mixteca.
El gringo se aproxima. En su mirada clara se refleja el orgullo de un pueblo acostumbrado a las genuflexiones de los otros. Los hábitos sociales de quien tiene arraigada la creencia de que la muerte les genera vida. Caso contrario, suman las carencias, el muro del desierto, las afrentas, los fraudes, las traiciones. Acaso la esperanza devenida osamenta.
Se acerca lentamente. Como todos los días de la última semana. Sin poder sustraerse al paso de la niña. Al imán de su rostro adolescente. A los pliegues de vuelos amarillos bordados por la abuela. Al espeso cabello partido en dos secciones entre lazos de seda que tejen y entretejen su oscura maravilla sobre la holganza breve de la nuca. Al torpe movimiento de su cuerpo naciente.
Por eso es que su celo, cómplice necesario para que existan pláticas o alianzas necesarias en el encubrimiento de posibles romances, sonríe con sarcasmo detrás de los rubores que arranca a sus mejillas el robusto vaivén del estropajo.
Cuando termina de limpiar las mesas, las gradas recubiertas de azulejos, coloca servilletas y manteles sobre la superficie. Uno a uno los clientes comienzan a ocupar sus posiciones en medio del bullicio y las canciones que expande el altavoz pendiente de un tirante.
Su voz baja y profunda acompaña las coplas populares conservando el calor de esa nostalgia que se ha vuelto fatiga a costa de los hijos que migraron y las dejaron solas, a cargo de sus vidas.
Es que, aunque vuelvan cada vez que pueden, ya sabe, a ciencia cierta, que no existen silencios sobradamente espesos como para ocultar lo indigno de una historia que expatría su sangre hacia la servidumbre.
En algunos minutos, el sitio está colmado por familias, mujeres escapadas del mandado, serios oficinistas, vendedores, tenderos, artistas ambulantes y turistas turbados, renuentes a dejarse convencer por la promesa de degustar platillos diferentes.
Mientras la niña sirve los cuencos de pozole, el aire se satura de un aroma a maíz, cebolla y ajo, a chile bien licuado con comino, a orégano y a carne.
Con cierta impertinencia abandona el refugio de los fuegos y se empeña en llegar a consultarles si todo está de acuerdo a su deleite.
Es que siempre el elogio puede más que el trabajo y la ganancia.
Hacia la media tarde, mientras lava los trastos del almuerzo observa que el gringuito departe con la niña en un rincón ajeno. El ramo de alcatraces que carga entre las manos ha dibujado un gesto de alegría en el rostro inocente. Tan vacuo como muchos otros gestos.
Entonces se decide, hoy le permitirá que las escolte hasta la casa baja, en los suburbios, donde nadie se atreve a aventurarse y las ventanas permanecen sordas, ciegas a cal y canto.
Casi no queda carne en la despensa.

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Biobibliografía

Parte de su obra ha obtenido numerosas distinciones entre las cuales se encuentran el Primer Premio y Mención de Honor Certamen Poético Provincial "Alfonsina Storni", Santa Fe, Argentina, (1988), Segundo Premio Certamen Poético Nacional "Plaza de los Poetas `José Pedroni´" Santa Fe, Argentina, (1989), Primer Premio Edición Certamen Poético Regional "Rosalina Fernández de Peiroten" Santa Fe, Argentina, (1990), Primer Premio Edición Certamen Poético Internacional "Villa de Martorell", Barcelona, España (1992), Primer Premio Internacional de Narrativa “Alicia Moreau de Justo” Buenos Aires, Argentina, (2010)
Condecorada por la Fundación Reconocimiento Alicia Moreau de Justo por su actitud de vida (1999), ha actuado como panelista, conferencista, periodista cultural y jurado en escenarios nacionales e internacionales y ejercido la Presidencia de la Asociación Santafesina de Escritores (1997-2001) y la Co-dirección de la revista Gaceta Literaria de Santa Fe (1997-2007)
En el año 2005 fue nombrada Ciudadana Santafesina Destacada por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe “por su talentoso y valioso aporte al arte literario y periodismo cultural y por sus notables antecedentes como escritora en el ámbito local, nacional e internacional”.
Fundadora y coordinadora del Movimiento Internacional de Escritoras “Los puños de la paloma”, desde 2007 ejerce la dirección de la revista de literatura Gaceta Virtual, Editorial Alebrijes y La Biblioteca, proyectos solidarios de difusión literaria que operan a través de Internet.

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