Abducción.

Sueña que tiene miedo. Y sueña que lo saben sus angustias.
Huérfano de refugio, su conciencia recorre callejas interiores en busca de un asilo solidario donde enclaustrarse hasta que todo pase. Mientras la noche es largamente noche y el día solamente una esperanza.
Apenas sobrepasa sus últimas defensas, el avasallamiento lo detiene. Y la esfera de luz se hace presencia para cerrar el cerco que lo ciega con astillas de nácar. Antes que el empellón lo precipite al vientre de la nave, embozos clandestinos le cubren los recuerdos.
Un corrillo de seres espectrales demanda filiaciones, estadísticas, historiales que nutren, fríamente, el albedrío de los ordenadores. Entonces se derrumba la memoria, reposan los sentidos, claudica cada músculo ante lo inexorable. Porque será entregado a la deshonra, al desprecio total, a las afrentas.
Aunque no alcance a armar la resistencia mientras es abducido por las sombras.

Detrás de las urdimbres que se espesan delante de sus ojos, los raptores ocultan las facciones.
Apenas si es posible observar lo marchito del pellejo, las botas relucientes. Girando a pura saña entre las parihuelas, los lechos de metal, los instrumentos que revelan hedores a barbarie.
En esa misma celda, tan dispuesta a escuchar las confesiones aun en medio de espasmos y excrementos, advierte la dureza de las manos con que la impunidad quebranta pieles, genitales, secretos.
Perdido en esa extraña pesadilla en la que alguien pronuncia delaciones en un idioma que ya no es el suyo, alucina otro tiempo de estrellas amarillas traicionando los muros, los abrigos, la carne del hermano.
Y aunque imagina breves evasiones del mismo laberinto buscando desertar de su destino, ya no habrá amanecer en su locura ni dignidad, al fin, que lo redima.
Porque lograron vulnerar su cuerpo con un filo de miedos y suplicios tatuando indiscreciones en la sangre.
Cuando el rayo destruye las mordazas. Cuando el dolor le roba hasta el aliento. Cuando ingresa al dominio de los odios.
A ese cielo de mentes perturbadas. Autos de fe. Hogueras. Potros. Péndulos. Doncellas con espinas.
A ese reino de atroces cefaleas. Exámenes que ultrajan, martirizan. Limas contra los dientes. Sopletes en la espalda. Hambruna. Castraciones. Epidemias.
A ese país de disciplina ciega ubicado a la diestra del imperio. Su respetada escuela de verdugos. Picanas impiadosas que calcinan conciencias. Violaciones. Saqueos. Desmemorias. Y el silencio. El silencio de los otros. Cómplice. Encubridor. Participante.
En la coronación de su agonía escucha la llegada de los inquisidores, trenes hasta el umbral de holocausto, vuelos hacia el abismo del olvido. Plegarias detenidas en el aire por las fauces sangrantes de los perros, tabletas de cianuro en la llovizna, hogueras en el centro de la plaza, una bala en la esencia del aliento.

Afuera existe un mundo receloso que nunca admitirá que esto es posible. Que el dogmatismo puede, en ocasiones, transgredir las fronteras de los dioses.
Porque solo sucede cada tanto. Y solo cada tanto es poco tiempo para justificar la normativa que confirma una regla.

2 comentarios:

  1. Norma este relato me parece excelente, tienes un manejo de vocabulario que te lleva de la mano y hace erizarse la piel.

    Un abrazo Loreto.

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  2. Norma, Qué bien mezclaste lo litúrgico con lo salvaje y perverso. Y es cierto, "un cada tanto" hace que nunca se termine

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Acerca de la autora

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Biobibliografía

Parte de su obra ha obtenido numerosas distinciones entre las cuales se encuentran el Primer Premio y Mención de Honor Certamen Poético Provincial "Alfonsina Storni", Santa Fe, Argentina, (1988), Segundo Premio Certamen Poético Nacional "Plaza de los Poetas `José Pedroni´" Santa Fe, Argentina, (1989), Primer Premio Edición Certamen Poético Regional "Rosalina Fernández de Peiroten" Santa Fe, Argentina, (1990), Primer Premio Edición Certamen Poético Internacional "Villa de Martorell", Barcelona, España (1992), Primer Premio Internacional de Narrativa “Alicia Moreau de Justo” Buenos Aires, Argentina, (2010)
Condecorada por la Fundación Reconocimiento Alicia Moreau de Justo por su actitud de vida (1999), ha actuado como panelista, conferencista, periodista cultural y jurado en escenarios nacionales e internacionales y ejercido la Presidencia de la Asociación Santafesina de Escritores (1997-2001) y la Co-dirección de la revista Gaceta Literaria de Santa Fe (1997-2007)
En el año 2005 fue nombrada Ciudadana Santafesina Destacada por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe “por su talentoso y valioso aporte al arte literario y periodismo cultural y por sus notables antecedentes como escritora en el ámbito local, nacional e internacional”.
Fundadora y coordinadora del Movimiento Internacional de Escritoras “Los puños de la paloma”, desde 2007 ejerce la dirección de la revista de literatura Gaceta Virtual, Editorial Alebrijes y La Biblioteca, proyectos solidarios de difusión literaria que operan a través de Internet.

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